
Los síntomas de la obstrucción de las glándulas sudoríparas a menudo incluyen bultos pequeños y sensibles debajo de la piel. Estos bultos pueden sentirse dolorosos o causar picazón y pueden llenarse de pus si se desarrolla una infección. En algunos casos, es posible que notes una falta de sudoración en ciertas áreas, lo que puede ser una señal de que los conductos sudoríparos están obstruidos.
CÓMO DESTAPAR LAS GLÁNDULAS SUDORÍPARAS
Si sospechas que tus glándulas sudoríparas están obstruidas, hay medidas que puedes tomar para aliviar el problema. Comienza con una exfoliación delicada. Usa un cepillo o exfoliante suaves con movimientos circulares. Continúa con compresas tibias: un paño tibio y húmedo presionado suavemente contra la piel puede ayudar a esas glándulas rebeldes para que se abran, calmando el área inflamada para facilitar el flujo natural de sudor.
La hidratación es otro factor clave para mantener felices a las glándulas sudoríparas. Bebe mucha agua para que tu cuerpo pueda producir sudor de manera efectiva, eliminando cualquier bloqueo potencial antes de que se convierta en un problema. Piensa en ello como una limpieza interna para tus glándulas.